viernes, 20 de julio de 2012

(X) 19. La visita

Pasó un mes desde que Raquel y Silvia discutieron por culpa del encuentro en la biblioteca. Desde entonces, Silvia había intentado acercarse a Ángela para descubrir más cosas acerca del ataque a su ex amiga, pero no conseguía encontrarla a solas. Ana la ayudaba dándole alternativas, como que intentara encontrarse con ella en el patio o en la fila de la comida. Algo que pudiera llamar la atención sobre Ángela para disponer de un encuentro más privado. Pero no había forma. 

Por otro lado, los días se le hacían aburridos tras cumplirse el plazo de un mes en la enfermería que le había puesto la directora. De todas formas, Silvia siempre que podía iba a ver al doctor Rivero y le ayudaba con sus cosas. La biblioteca ni la pisaba. Sabía que Raquel estaría allí, ensimismada en sus libros, así que buscó en el deporte algo de alternativa a sus horas de ocio. 

Raquel, por su parte, había vuelto a ser la chica callada y solitaria del principio. Siempre que podía evitaba cualquier contacto con Silvia, ya fuera en la fila del comedor, en las mesas o en cualquier otro sitio donde pudiera cruzársela. Sus días se basaban en ducharse, desayunar, ir a la biblioteca, comer, volver a la biblioteca y cenar. Sabía que Silvia no iría a la biblioteca sabiendo que ella estaría ahí, así que se encerró todavía más en aquellas cuatro paredes. 

Aquella mañana, y por primera vez en el tiempo que llevaba en la prisión, Silvia recibió una visita. Una celadora entró en su celda para avisarle de que había alguien que quería hablar con ella. Bajó las escaleras acompañada de la mujer y llegó a la sala de visitas. Allí, tras el cristal, estaba su madre, con un pañuelo en la mano apretado contra su mejilla y una expresión de estupor. 

- ¡Mamá! Pero, ¿para qué has venido? Estos sitios no te hacen bien… -le dijo a su madre, que había comenzado a llorar tras el encuentro con su hija. 
- ¡Mi pequeña! Cariño, no podía dejar de venir. ¿Cómo estás? Llevo casi dos meses pensando si venir o no, pero la necesidad de verte era más grande –sollozaba- ¿Cómo te encuentras? ¿Te han hecho algo estas mujeres? Dime que no, hija, por favor. 
- No, mamá, tranquila. 
- ¡Ay, hija mía! Esto no es lo que una madre espera para su hija. Cariño, tienes que aguantar… Vas a salir pronto. 
- Mamá –la interrumpió- ¿Cómo va lo del recurso? ¿Has hablado con el abogado? 

La cara de su madre cambió radicalmente. No eran buenas noticias. El abogado que la familia había contratado intentaba encontrar algún escape legal para que su defendida pudiera salir de prisión. Al menos, obtener la libertad condicional por ser su primer delito y no tener pruebas concluyentes de que ella fuera la autora intelectual. Pero el juez que llevaba su caso era intratable e inflexible y no consiguió que le diera la oportunidad de conseguir el amparo. 

A Silvia se le vino el mundo encima. Su madre intentó explicarle que hasta pasados seis meses no había posibilidad de conseguir que el recurso fuera llevado a trámite. ¡Seis meses! Para cuando todo terminara, entre el juicio y la burocracia, ya habría cumplido su condena íntegramente. Marisa se echó a llorar al ver la cara de su hija. 

- Lo siento, cariño. No podemos hacer más. 
- Tranquila, mamá. –trató de calmarla- Todo saldrá bien. Esperaremos lo que haga falta. Tú tranquila, que aquí no tengo problemas. Todo va bien –apuntó sin terminar de creérselo. 
- Ay, mi pequeña, mi niña –se repetía una y otra vez. 

Silvia se despidió de su madre y salió por el pasillo acompañada por una de las celadoras. “Seis meses”, se repetía una y otra vez en su cabeza. Pensó en ir al patio un rato, necesitaba que le diera el aire. Se encaminó hasta allí y se sentó en un banco mientras unas cuantas reclusas jugaban al baloncesto. Estaba tan absorta que no se dio cuenta de que una de las reclusas se había sentado a su lado. 

- Ana me ha dicho que quieres hablar conmigo. Te escucho. 

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1 comentario:

  1. Parece que a veces se junta todo y no hay forma de salir a la luz... ahora el tema abogados y juicio se le complica a Silvia, esperemos que se pueda hacer algo...

    Y supongo que la que se ha sentado al lado en ese banco es Ángela, no? Veamos a ver si al menos en su mundo carcelario las cosas mejoran y puede acercarse de nuevo a Raquel con algo que le ayude... No me gusta que estén distanciada... =( Una que es sensible x)

    Pues nada, el lunes más historia ^^

    Un beso de tu cansina favorita (oye, que adorarme no, pero esto no son palabras tan serias, no? =p)

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